Siria: huir o morir

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Historias de los refugiados en España

Desde que los medios de comunicación social empezaron a informar sobre la situación de los refugiados sirios, y acerca de los que haría la Unión Europea para contribuir con su acogida, son muchas las historias que han sido publicadas, ¿Sus protagonistas? niños, jóvenes, adultos y ancianos que salieron huyendo de la muerte que supone vivir en un país en guerra.

Vivat International España ha conocido la historia de una familia siria compuesta por padre, madre y cuatro hijos. Nos han pedido que protejamos su identidad por lo que no plasmaremos aquí sus nombres. Son refugiados sirios recibidos por el Estado Español, y viven desde hace cinco meses en el barrio San Cristóbal de Madrid, en un piso cuyo alquiler paga ACNUR durante seis meses, de los cuales ya van cinco. Mientras pensamos en qué sucederá cuando esa ayuda termine, ¿Adónde irán a vivir?, ellos narran lo que ha sucedido durante su salida de Siria.

“Nuestra historia es la misma de la de muchos de mi país, los que huimos para evitar morir. A nosotros nos ha costado tres años y dos meses poder salir de allí. Las bombas destruyeron nuestra casa, nuestro pequeño hijo de tan sólo de treinta días murió durante un bombardeo, al igual que otros de nuestros familiares: mi padre, mi hermano, mi suegro. Vivíamos aterrados bajo la tierra, no teníamos ni comida ni bebida por lo que durante la noche, los hombres salían escondidos al campo para recoger hierbas, frutas, o algún animal, fuera perro o gato, en fin algo para comer y sobrevivir”, relata el refugiado.

El hombre narra que en medio de tanta angustia, un día le llegó la esperanza cuando, después de tanto esperar, pudo marchar con su familia a Jordania, de noche, sin nada, la mujer embarazada, agotada, pedía a su marido que la dejara en el camino, ella no podía seguir, pero agarrándose a su cintura y con los niños a cuestas, lograron acabar el camino. Habían pasado veinte días, a escondidas de día, y caminando de noche, evitando ser capturados.

Viviendo hacinados en una pequeña tienda de campaña, sin servicios básicos, sin asistencia médica, hacían que el padre de esta “familia fugitiva”, saliera a la calle a buscar el sustento para la mujer y los hijos, pero lo cogió el ejército, fue maltratado, y una vez más la desesperanza invadió su improvisada casa. Pero una vez más brilló la luz al final del túnel: entraron en contacto con ACCEM, ONG dedicada a mejorar las condiciones de vida de refugiados, migrantes y personas en situación o riesgo de exclusión social, que les explicó la posibilidad de venir a España en condición de refugiados.

No los pensaron dos veces, y decidieron aceptar aquella propuesta, que por medio de ACNUR, pudieron llevar a cabo, contando con la embajada de España para la organización del viaje, allí tramitaron sus pasaportes y la documentación requerida para finalmente, cinco meses después, traerlos a Madrid a bordo de un avión.

Los refugiados hoy
Han vivido nueve meses en un refugio para extranjeros como refugiados, la habitación que les alberga tiene tan sólo 25 metros cuadrados. Su principal objetivo es encontrar trabajo y poder vivir de forma independiente. Les pagarán el un mes más el alquiler, y el porvenir no saben cómo seguirá, entretanto siguen recibiendo la ayuda de Cáritas, donde además la mujer asiste a un curso de alfabetización para inmigrantes.

Y aunque ante la duda, cualquiera pensaría que vuelven a desesperarse, ellos aseguran que están contentos y agradecidos porque los niños están escolarizados y se sienten acogidos, sin embargo su mensaje es a quienes puedan decidir sobre su situación y la de los demás migrantes y refugiados del mundo: “que se abran las fronteras, y la justicia se aplique igual para todos.

Por: Vivat International España