“You don’t choose a life, you live one.”

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Rome, June 29, 2014: All the participants of the new Provincials Workshop of the SVDs (Society of the Divine Word) along with the Generalate and the Nemi staff celebrated the Feast of Saints Peter and Paul at the Domitilla Catacombs, Rome. Fr. Robert Kisala, SVD, the Vice General was the main celebrant.

"The purpose of Catacombs was to preserve faith and that is exactly what Saints Peter and Paul did" said Fr. Kisala at the beginning of the Mass celebrated in the subterranean basilica of the catacomb.

The sanctuary and the altar of the basilica is built on the graves of Nereus and Achilleus, two great martyrs of the 2nd century. Domitilla catacomb with its 15 kilometers of galleries is the largest catacomb in Rome. It is the only one that contains bones, frescos of last supper and other valuable artifacts from the 2nd century.

Today it is under the care and supervision of the Divine Word Missionaries (SVD) who took over this responsibility in 2009 at the request of the Vatican. Catacombs are the underground burial places of the Christians in the 2nd century and during the early persecution of Christianity. All the Catacombs in Rome are the property of the Vatican.

Lunch with the SSpS sisters (Sisters Servants of the Holy Spirit) and dinner at the SVD Generalate were the highlights of the day. Lunch at the SSpS sisters was an occasion to share the solidarity and oneness with the sisters as members of the Arnoldus Family.

Texto en español

Roma, 29 de junio de 2014: Todos los participantes en el Taller de los nuevos Superiores Provinciales/Regionales/ de las Misiones de la Congregación del Verbo Divino celebraron la fiesta de los Santos Pedro y Pablo en las Catacumbas de Domitila, Roma. El P. RobertKisala, SVD, el Vice Superior General, fue el celebrante principal. En su introducción a la celebración, en la Basílica subterránea de las Catacumbas, él dijo: “el propósito de las catacumbas era preservar la fe y eso es exactamente lo que hicieron los santos Pedro y Pablo”.

El santuario y el altar de la basílica están construidos sobre las tumbas de Nereo y Aquileo, dos grandes mártires del año 304. Las Catacumbasde Domitila, con sus 15 kilómetros de diferentes niveles de galerías, es la catacumba más grande de Roma. Es la única catacumba con huesos, pinturas de la última cena y otros artefactos de valor del siglo segundo.

Hoy en día, las catacumbas se encuentran bajo el cuidado y la supervisión de los Misioneros del Verbo Divino (SVD) que,a petición de la Santa Sede,se hizo cargo de esta responsabilidad en el año 2009. Las catacumbas eran un cementerio subterráneo de los cristianos en el siglo segundo y durante los inicios de la persecución del cristianismo. Todas las Catacumbas de Roma son propiedad del Vaticano.

Los momentos más destacados de la celebración la fiesta de los santos Pedro y Pablo fueron el almuerzo con las Hermanas Siervas del Espíritu Santo (SSpS) y la cena en el Collegio del Verbo Divino. El almuerzo en el Generalato de las Hermanas Siervas del Espíritu Santo fue una oportunidad para vivir la solidaridad y la unidad con esta comunidad hermana, miembro de la familia de las Congregaciones fundadas por Arnoldo Janssen.
Homily by Fr. Robert Kisala, SVD, Vice Superior General
Feast of Saints Peter and Paul, 29 June 2014

Recently I saw a movie that is already several years old, called “The Way.” It is about a group of unlikely pilgrims on the Camino de Santiago Compostela. Having been to Spain recently for the visitation, and seeing some of the pilgrims on the Camino, I was especially interested in watching the movie. And there was one scene at the beginning of the movie that struck me very much. A father, the main character in the movie, was criticizing his adult son who was about to leave to make the pilgrimage, for his seeming inability to settle down and make something of his life. And the father says, “My life may not seem like much to you, but it is the life that I choose.” To which the son replies, “You don’t choose a life, dad, you live one.”

“You don’t choose a life, you live one.” Perhaps these words also touch the hearts of many of us here today. We did not choose to become provincials, or regionals, or mission superiors. We did not choose to become general counselors, or secretaries and coordinators, or superior general. What we did choose was to answer a call: “Will you accept…” We live a life that has been chosen for us, and in that way we are like the saints that we celebrate today, Peter and Paul. Both were chosen by Jesus to live a life of mission, to be his witnesses, to spread the Gospel, and to find joy in that, despite the fact that it completely transformed their lives, despite the trials, and the eventual martyrdom. They did not choose a life, but they lived one, until the end.

I would like to offer two short reflections on this call of Peter and Paul, from the readings today. The call comes in the form of a question: “Who do you say that I am?” as in the gospel today. Or, in the case of Paul, “Why do you persecute me?” Or again to Peter, after the resurrection: “Do you love me more than these?” It is a question that puts Jesus himself at the center of our attention, that reminds us that our life and our call is centered in Jesus. “Who do you say that I am?” “Why are you persecuting me?” “Do you love me more than these?” It reminds us that we are not at the center of the universe; that it is not about us, it is about Jesus. We are not the ones steering the ship, but we allow Jesus to guide us, oftentimes to places where we would rather not go.

My second reflection comes from the first two readings. In the first reading from the Acts of the Apostles, we see Peter in an absolutely hopeless situation, doubly chained between two guards, with other guards watching the door, And suddenly an angel appears and tells Peter, “Wake up, get dressed, we’re getting out of here.” Or, in the second reading St. Paul writes to Timothy: “The Lord stood by my side and gave me strength…That is how I was saved from the lion’s jaws. And the Lord will continue to rescue me from all attempts to do me harm, and will bring me safe to his heavenly kingdom.” No matter where our lives may lead us, no matter what troubles we encounter, even in the most hopeless situations, we can have confidence, not in our own abilities or plans, but confidence that God will be there, that God will rescue us, that God will bring something good out of every situation, and at the end of our journey, God will bring us home.

“You did not choose me, I chose you.”We don’t choose a live, we live the life we have been given. Let us ask Saints Peter and Paul to pray for us, so that, like them, we might learn not to trust in ourselves, but in the one who has chosen us, that we might find perfect confidence in him as he opens the path before us, and that we might find joy in living the life that has been given to us. Amen.

Texto en español
Santos Pedro y Pablo - 29 de junio de 2014

Hace poco, vi una película, ya un poco antigua, llamada “El Camino”. La película es acerca de un grupo inusual de peregrinos que estaban haciendo el Camino de Santiago de Compostela. Quería ver esta película porque recientemente estuve en España para la Visita General y allí pude observar algunos de los peregrinos haciendo el Camino. Al comienzo de la película, hay una escena que me impactó mucho. Un padre, el personaje principal de la película, criticaba a su hijo, ya un adulto, que estaba a punto de partir para comenzar la peregrinación en el Camino. Lo criticaba por su aparente incapacidad para sentar cabeza y hacer algo con su vida. El padre le decía: “puede ser que mi vida te parezca poco, pero es la vida que yo elegí vivir”. El hijo le respondió: “Papá, uno no elige una vida, uno vive una vida”.

“Uno no elige una vida, uno vive una vida”. Quizás estas palabras llegan también al corazón de muchos de nosotros que estamos acá presentes. No elegimos ser Superiores Provinciales/Regionales/de la Misión. No elegimos ser Consejeros Generales, Secretarios, Coordinadores o Superior General. Lo que elegimos fue responder a un llamado, a una pregunta: ¿Acepta ser usted……? Vivimos una vida que fue elegida para nosotros, y de este modo, somos como los santos que celebramos hoy, Pedro y Pablo. Los dos fueron elegidos por Jesús para vivir una vida de misión, para ser sus testigos, para difundir el Evangelio y encontrar gozo en ello. Todo esto a pesar de que esa elección transformó totalmente sus vidas, a pesar de los sufrimientos y a pesar de un eventual martirio. Ellos no eligieron una vida sino que la vivieron hasta el final

Me gustaría ofrecer dos reflexiones cortas sobre el llamado de Pedro y Pablo basado en las lecturas que escuchamos en el día de hoy. La llamada viene en forma de pregunta como en el Evangelio de hoy: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy?” O, como en el caso de Pablo: ¿Por qué me persigues? O de nuevo a Pedro, después de la resurrección: ¿Me amas más que a estos? Son preguntas que ponen a Jesús en el centro de nuestra atención, que nos recuerda que nuestra vida y nuestro llamado están centradosen Jesús. “Ustedes, ¿Quién dicen que soy?” “¿Por qué me persigues?” “¿Me amas más que estos?". Esto nos recuerda que no somos el centro del universo; que no es acerca de nosotros sino acerca de Jesús. Nosotros no somos los que dirigimos la nave sino que permitimos que Jesús nos guíe, a menudo, a lugares donde preferiríamos no ir.

Mi segunda reflexión proviene de las dos primeras lecturas. En la primera lectura de los Hechos de los Apóstoles, vemos a Pedro en una situación absolutamente desesperada, doblemente encadenado entre dos guardias, con otros guardias vigilando la puerta, y de repente un ángel aparece y le dice a Pedro: “Despierta, vístete, vamos a salir de acá”. En la segunda lectura, Pablo escribe a Timoteo: “El Señor estuvo a mi lado, dándome fuerzas… Así fui librado de la boca del león. El Señor me librará de todo mal y me preservará hasta que entre en su Reino celestial”. No importa a donde puedan llevarnos nuestras vidas, no importa qué problemas encontremos, debemos tener la confianza, incluso en las situaciones más desesperadas,no en nuestras propias habilidades o planes, sino la confianza en que Dios estará allí, que Dios nos rescatará, que Dios suscitará algo bueno de cada situación, y al final de nuestro viaje, Dios mismo nos llevará a casa.

“No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes”. No elegimos una vida para vivir, vivimos la vida que se nos ha dado. Pidamos a los Santos Pedro y Pablo que intercedan por nosotros para que, como ellos, aprendamos a tener confianza no en nosotros mismos, pero en quien nos ha elegido. Pidamos su intercesión para que tengamos una confianza total en Él que va abriendo el camino para nosotros y para que encontremos gozo en la vida que se nos ha dado. Amén.